OTAVALO

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domingo, 20 de enero de 2013

LEYENDA OTAVALEÑA 1


Cuenta la leyenda que la sequía azotaba a toda la región y, por tanto, había que sacrificar una doncella para calmar las iras del "Taita" Imbabura. Una hermosa indígena llamada Nina Paccha (fuente de Luz) fue la elegida, pero su joven enamorado, Guatalquí, no estaba dispuesto a perderla, por lo que huyeron juntos. El pueblo los siguió y cuando iban a ser alcanzados, el cielo se iluminó y Nina Paccha desapareció.

El volcán padre la había convertido en laguna. Surgió, además, un relámpago que fue directamente donde el joven amante, quién se esfumó y brotó como lechero, para que sea vigilante permanente de su adorada Nina Paccha. Y mientras el pueblo no salía de su asombro, una fuerte lluvia empezó a caer sobre los campos. 
Así, la laguna y el lechero, dentro de la teogonía aborigen, se convirtieron en templos rituales, donde se alzaban plegarias por la siembra, la cosecha y la vida misma; también por ello, desde épocas remotas, los indígenas cruzaban a nado el lago como ofrenda sagrada.

ORIGEN DE LA COMUNIDAD OTAVALO

Existen varias versiones importantes que ayudan a definir el origen de los primeros asentamientos en Otavalo.
Para González Suárez,
sostiene que las tribus que poblaban Imbabura y una buena parte de lo que es hoy Ecuador, provienen de la rama Antillana, procedente del Caribe, que llegaron a estas tierras a través de los ríos Marañón y Napo
Para Juan de Velasco,
defiende la tesis de que el hombre otavaleño proviene de poblaciones que migraron del caribe y que llegaron a tierras altas de lagos y montañas atravesando la cordillera occidental por el río Esmeraldas.