Las comunidades otavaleñas se reúnen y nombran de entre los varones al jefe o Alcalde, quien se convierte en la suprema ley, la persona de mayor prestigio y nivel social, legaliza matrimonios y uniones libres: tiene más autoridad que los representantes gubernamentales y es la voz del pueblo frente a estos.
La ceremonia matrimonial consiste en un intercambio de rosarios de los familiares y vecinos de los novios, quienes arrodillados y con gran solemnidad, escuchan los consejos del Alcalde, que les habla de los hijos, la honradez y el trabajo: luego de esto les da su bendición y pueden casarse por el registro civil (legalmente) y por la iglesia. Si en un futuro tienen problemas, el Alcalde los reprende y arregla las desavenencia
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